El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el brasileño Ilan Goldfajn, reveló que el organismo proveerá USD 3.800 millones en préstamos a la Argentina.
En un artículo publicado en Financial Times, Goldfajn precisó que la entidad completará este año USD 2.400 millones para el sector público y que BID Invest, una ventanilla que atiende al sector privado, proveerá otros USD 1.400 millones para iniciativas privadas en el país en los próximos dos años.
“Las reformas van a ayudar a la Argentina a liberarse de su historia” es el título de la nota, en la que Goldfajn, expresidente del Banco Central de Brasil y ex director del área del FMI que sigue las economías latinoamericanas, resaltó las recurrentes crisis económicas del país y consideró que para superar ese pasado requiere “un sector público más eficiente y un sector privado dinámico, que genere oportunidades y sirva como motor de crecimiento”.
Según Goldfajn, una alianza entre los sectores público y privado es “clave” para revivir a la economía argentina. El actual gobierno, escribió, “liderado por el presidente Javier Milei, ha estado dando pasos decisivos en esta dirección: en solo siete mees ha conseguido progresos destacables para restaurar el muy necesario equilibrio fiscal, pasando de un déficit de 2,9% del PBI a fines de 2023 a un superávit de 1,5% a fines de agosto de este año”.
No fue un proceso lineal, aclara el funcionario internacional: para lograrlo, el Gobierno aumentó los ingresos y redujo los gastos recortando subsidios, el gasto en infraestructura, los salarios públicos y las transferencias a las provincias, mientras por otro lado aumentaba las tarifas y recaudaba impuestos especiales (en referencia al impuesto PAIS, cuya alícuota hasta septiembre tuvo un aumento de 10 puntos).
Para mantenerse en ese sendero, piensa Goldfajn, el gasto público debe ser más eficiente y equitativo. Al respecto menciona que según un estudio del BID hasta 7% del PBI puede ser reasignado y que las ineficiencias en transferencias y subsidios llegan al 3,3% del PBI. Por lo cual, subraya, “es de la mayor importancia seguir mejorando la eficiencia del gasto y redireccionando recursos para ayudar mejor a los argentinos más vulnerables”.
Gasto eficiente y protección social
En ese sentido, prosigue, el BID “está trabajando de cerca con el gobierno para mejorar la eficiencia del gasto y reforzar la protección social”, aunque esa sea solo “una parte de la historia” para mejorar la economía argentina. El objetivo último, dice, es crear oportunidades de trabajo y lograr un crecimiento duradero y sostenible.
Allí es que menciona la necesidad de entendimiento entre un sector público “comprometido” y un sector privado “vibrante”. La Argentina, enfatiza el titular del BID, “debe ofrecer incentivos claros para la innovación privada, la creación de trabajo y financiamiento que mejore la productividad”, lo que requiere un marco regulatorio que promueva la eficiencia y atraiga al sector privado.
Al respecto, y en alusión a la tarea de Federico Sturzenegger en el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, con iniciativas como la “Ley Hojarasca”, Goldfajn menciona que el gobierno “está afinando una larga lista de regulaciones y controles” y que cuando asegure un clima de negocios favorable, el sector privado podrá apalancarlo con inversiones.
Un enfoque de este tipo, continúa, permitirá a la Argentina escapar de su ciclo de auges y crisis. El país, dice, está especialmente posicionado para beneficiarse de las crecientes necesidades de un mundo que enfrenta el desafío de la seguridad alimentaria, entre otros.
La Argentina, enfatiza, tiene un rol crucial en materia de seguridad alimentaria: es el principal exportador mundial de aceite y alimentos de soja, el segundo de maíz y el tercero de poroto de soja, además de contar con la tercera reserva mundial de litio, lo que lo vuelve “un jugador clave de la transición energética y un actor principal en la cadena de provisión de minerales críticos”.
Según Goldfajn, esas oportunidades y el programa de reformas del gobierno deberían darle al gobierno un renovado atractivo para los inversores. Además, menciona otras áreas, como redes de telecomunicaciones, manufacturas, agricultura y el potencial para desempeñar un rol más importante en otras cadenas de abastecimiento.
La financiación del BID, sugiere, puede “catalizar” esas oportunidades y por eso la entidad apoya a la Argentina en dos frentes. Ahí es que menciona que para mejorar la eficiencia del gasto del gobierno, en subsidios energéticos y en protección social, este año proveerá USD 2.400 millones al Estado entre créditos ya aprobados y otros en gestión. Estos últimos, aclara, apuntan a mejorar la eficiencia del sistema tributario y la calidad de gasto público. En cuanto a los créditos por USD 1.400 millones al sector privado en dos años, precisa que se trata de 20 proyectos en agronegocios, infraestructura, energía y minería. En este último caso, menciona tres proyectos en litio y cobre “en varias provincias, especialmente en Salta”.
De acuerdo a Goldfajn, una transformación duradera de la Argentina depende de la interacción de un sector privado “valiente” que aproveche las oportunidades para crear trabajo y motorizar el crecimiento, y un sector público que provea regulación afinada y fuerte protección social, de modo de crear un ciclo de estabilidad y crecimiento sostenido. “El pasado -concluye- no tiene por qué ser prólogo para la Argentina”.